jueves, 27 de noviembre de 2014

GRACIAS

Ayer, sin esperarlo, viví un día lleno de emociones. Abrumado pero muy feliz vi a un montón de gente contenta porque me dieran un premio. Repetí y sigo repitiendo que no merezco más que otros esta distinción. Pero si hay algo que no quisiera ,por nada del mundo, es ser un desagradecido. Tengo que agradecer mucho a la vida. Una de las cosas es tener tantos amigos. Gente que nada me deben, me pagan con su aprecio sincero una deuda que es mía. Si fuera una hipoteca me desahuciarían porque no voy a poder a hacer frente en muchos años a tanto capital humano, a tanto crédito. Ni a plazos ni en efectivo. Desde que era un adolescente quise ser maestro. No sé por qué. Quizá algunas lecturas, una cierta mitificación de la figura del profesor, el ejemplo de un puñado de maestros que tuve, el sueño utópico de creer que desde un aula, armado de una tiza y una pizarra, se podría cambiar el mundo. Hoy sé que eso es imposible. Pero ¿es que por algo tan insignificante como el mero hecho de que algo sea imposible no vale la pena intentarlo? El otro día pensaba yo que prefiero pasarme de bueno hasta parecer tonto antes que pasarme de listo y parecer malo. Creo firmemente en la capacidad transformadora, casi revolucionaria de la bondad. Cuando echamos pestes de toda esa pandemia de políticos facinerosos, en el fondo lo que estamos pensando es que no son buena gente. Por eso se corrompen. Por eso nunca se ponen en el lugar de los que sufren. Por eso sólo piensan en su ego. Por eso son mediocres, tristes, aburridos. Por eso están faltos de ideas, de futuro. Porque no les mueve ningún deseo altruista. Porque eliminan a todo aquel que les hace sombra. Por eso hablan un idioma incomprensible, hablan con lengua de serpiente, como dijera aquel “Cuervo ingenuo”. Sin embargo si me pongo a repasar los centenares de personas que conozco, casi todos están en el bando de los buenos. Entonces ¿Por qué los malos si son tan pocos, si son tan cobardes, tienen que ganar siempre? A lo mejor algún día, tenemos que decidirnos a abrir las puertas de “ Fort Apache” salir a cabalgar y dejar de esperar a que venga el 7º de Caballería a salvarnos. A todos vosotros y vosotras, que sois de los buenos os invito a que cabalguemos juntos. Bueno por lo menos un rato, mientras suene la música y pongan los títulos de crédito. …¡Ah …y mil veces más muchas gracias! Felipe.

sábado, 22 de noviembre de 2014

EL NIÑO QUE ODIABA LA NIEVE.

Este año el invierno viene caminando despacio. Como un viejo. No acaba de pintar de amarillo las hojas de los árboles. A unos días fríos les suceden otros soleados. Parece que tarda en llegar, pero inevitablemente el invierno llegará. Soplará el Guadarrama y helará los charcos en esas mañanas frías y brillantes de Madrid. Quizá algún día aparezca, como siempre por sorpresa, la nieve. Todos los niños aman la nieve. Será porque la nevada todo lo pone limpio ,como a estrenar. De pequeño nos gustaba ver nevados los feos solares, los tejados, los viejos coches y las aceras. Todo parecía mejor y más nuevo. Por eso será que a todos los niños les gusta la nieve. Bueno a todos no. Cuando nevaba mi padre se ponía de mala leche. Yo no lo entendía. Lo achacaba a que él trabajaba de conductor y la nieve era una molestia y un riesgo. Pero no , no era eso. Más tarde, años después, en una de esas conversaciones largas de sobremesa nos lo contaba. -Claro, ahora es muy bonito andar por la nieve con esas botas buenas que tenéis. Pero nosotros andábamos en alpargatas. La nieve duraba mucho tiempo porque no había máquinas para recogerla. Era todo a base de pala y cepillo… Y la mente de mi padre, con un cigarro y otro se iba años atrás, muchos años atrás… Es el invierno de 1.941. Ayer nevó y las calles están cubiertas de nieve sucia y pisoteada. Antoñito , mi padre trabaja en una vaquería del Barrio de Salamanca. Reparte cántaras de leche de 20 litros con un carro de mano . Pesan mucho para lo poco que ha desayunado hoy: apenas un tazón de leche con sopas de pan. Lleva las cántaras a varias cafeterías de la calle de Alcalá. En total recorre más de 10 kilómetros empujando su carrito de leche. Hoy, cerca de la Puerta de Alcalá, por culpa de la nieve ha resbalado . El caso es que el carro ha ido a parar contra un árbol y se han caído las cántaras. ¡Menos mal que iban bien cerradas! Pero él solo tiene nueve años y pocas fuerzas. Imposible volver a colocarlas de nuevo en el carro. Por eso llora. Por eso se ha sentado en el bordillo vencido y desarmado. Pero el conductor del tranvía que iba a arrancar en ese momento hacia la calle de Serrano lo ha visto todo , frena y abre la puerta. Bajan él y un muchacho que lleva un buen abrigo de paño y que tiene voz de galán. Entre los dos recogen las cántaras, las suben al carro y consuelan al chico . Mientras ,una joven bastante guapa ,que seguramente será secretaria de una empresa de seguros ,ha ido al quiosco de la esquina y le ha traído un café humeante y una inmejorable sonrisa, como las azafatas de los aviones. Nadie ha protestado en el tranvía. Nadie se ha quejado del tiempo transcurrido. Se asoman a las ventanillas y comentan la gran nevada caída y el frío que está haciendo estos días en Madrid ,como no se recuerda en mucho tiempo.…. Luego todos suben al tranvía. Se cierran las puertas con un soplido. Suena una especie de campanilla y el vehículo se desliza soltando unas chispas por el trole. Antoñito dice adiós con la mano. El cafetito le ha repuesto las fuerzas y como un hombrecito empuja ahora su carrillo de lechero. Lleva las alpargatas caladas de agua y las manos con sabañones. Pero ya falta poco para llegar a la vaquería. Entre dientes murmura: ¡qué asco de nieve! Felipe Gutiérrez (hijo de Antoñito)

domingo, 16 de noviembre de 2014

MUCHO MIEDO Y POCA VERGÜENZA

MUCHO MIEDO Y POCA VERGÜENZA. Cuando mi abuela, zapatilla en ristre, se lanzaba a por nosotros para impartir justicia, mis hermanos y yo nos poníamos a llorar lastimeramente para tratar de influir en su ánimo y , si no conseguir que nos perdonara, al menos amortiguar la intensidad de sus zapatillazos. Para esta situación ella tenía una frase lapidaria: ¡Vosotros lo que tenéis es mucho miedo y poca vergüenza! Esa frase se me ha venido a la cabeza en estos días viendo y oyendo a una variopinta caterva de telepredicadores, políticos en declive, charlistas y demás fauna mediática que se anticipan al zapatillazo que les pueden dar en unas elecciones con una monserga de lloriqueos y pronósticos catastrofistas. Estos profesionales de la información que han engordado en feliz compadreo con toda una fauna de diputados , concejales y otros políticos putrefactos, que han escrito o vociferado al dictado de quienes les pagaban sus pingües emolumentos, dicen que están muy preocupados. Tienen motivos para estarlo . Ayer un periodista con una pose muy de “gauche divine”, el señor Arcadi Espada, reclinado sobre su mesa ,con un aire a lo Baudelaire, dijo que no había que ser populistas,¿ que por qué había que darle la razón al pueblo si no la tenía? Claro, como va a tener la razón el pueblo si la tiene él. Estos tipos tomándose un gin tonic son más lúcidos que toda esa gente que tenemos la razón obnubilada de tanto madrugar . Luego añadió un titular para poner en mármol: “ Si gana Podemos, España demostraría su analfabetismo” Me importa una mierda si las encuestas dicen que quienes manifiestan estas preferencias pertenecen a las capas mejor preparadas del país. Aquí quien entiende de esto somos nosotros. Los que tenemos un hígado a prueba de bomba para tragar todos los detritus sin pestañear. Los que fuimos amigos de Felipe González pero luego nos hicimos de la FAES, los que pasamos del País al Mundo, o del Ribera al Rioja, del partido comunista al consejo de Caja Madrid. Los que llevan treinta años tragando con todo y ahora, antes de que les den con la zapatilla ya están llorando. Esta mañana me ha avinagrado el café un señor de edad ( no sé si de la edad de Piedra o del neolítico) que adoctrinaba a un joven extranjero-creo que suizo- sobre lo que estaba pasando en España. -“Pues, sí , es que resulta que un tal Julio Iglesias, uno con coleta y descamisado que es amigo de Fidel Castro y de Chávez...sí hombre, uno que apoya la ETA y a los separatistas de Barcelona, ese quiere ser presidente en España. Y claro como aquí la gente son unos borregos y unos incultos, serán capaces de votarles”. Trascribo literal la conversación porque el vejete soltaba el mitin detrás de mi oreja. Yo, que no sabía si reír o llorar, apuré mi café y me marché a comprar unas judías verdes al mercadillo, aprovechando que el sol estaba alegrando el domingo. Qué rápido hemos pasado de ser el sacrificado pueblo español para pasar a ser una masa inculta de iletrados a los que se engaña con una caña. Descamisados, peronistas nos llamaba también el elegante escritor Arcadio Espada. Que no tenemos ideología, que sólo sabemos decir que queremos trabajo y dignidad, que no sabemos hacer otra cosa que criticar la corrupción. Que eso no es hacer política. Que los dejemos a ellos que ellos saben cómo se lleva este negocio. Y tanto que lo saben. Por eso lloran, porque tienen mucho miedo y poca vergüenza. Felipe Gutiérrez

domingo, 2 de noviembre de 2014

carta a Pablo Iglesias

CARTA A PABLO IGLESIAS. Todos sonreímos cuando dijiste que estábamos aquí para ganar. Como ese jugador de cuarta división que promete a su hinchada ganar la copa. Sonreímos pero dijimos ¡Tira p’alante! Con aquellas primeras elecciones vino el primer vuelco y comenzaron a fermentar tus adversarios, tus aduladores, una flor de oportunistas que querían crecer a tu sombra. Una jauría de perros roncos que te relacionaban con el terrorismo, las repúblicas caribeñas y el independentismo murciano. Pero tú seguías diciendo lo mismo , poniéndote más serio a medida que se iban cumpliendo tus envites. Y la bola crece. La de tus oponentes, la de los aguafiestas, la de los sediciosos, la de los frikis que te adoran. Ahora llegan las encuestas y dicen que aquel farol es hoy un faro que deslumbra a todo el mundo. A los que están contra ti y a los que estamos contigo. Y nos entra una especie de vacío, de náusea, como si fuéramos a coger un avión con el miedo que nos da volar… Nos asusta el adverbio AHORA, nuestros planes siempre eran para DESPUÉS, para el FUTURO, para el PORVENIR. Como ese chico al que le dicen que ordene su habitación, que ordene su vida y él, tapándose con las sábanas contesta: ¡ vale, luego lo hago! LUEGO… Pero ya no hay tiempo para el luego, para ese luego que será perfecto porque nunca sabremos cuando será. Es el tiempo del futuro imperfecto-esto ya se va pareciendo a una clase de gramática- Llegó la hora torera de la verdad. Por el cielo vuelan unos negros grajos que forman la palabra decepción. Es tan fácil pensar: nos decepcionarán. “Volverá a pasarnos, Mari. Puede ser, Jose…” Por eso hoy te digo amigo Pablo , para espantar a esos pájaros de mal agüero elimina de tu vocabulario el verbo prometer-¡cielos, lo siento, más gramática!- Y olvida las grandes posibilidades de decepcionar a alguien: a los que sólo esperan que soluciones lo suyo, a los que todo esto no les parece más que reformas y parches ya que ellos quieren cambiarlo todo, a pesar de que nunca cambiaron nada. Déjalos. Empieza por los que más lo necesitan. Por esos que nunca van a ir a tus mítines ni a tus círculos. Por aquellos que en las encuestas no saben o no contestan. No menosprecies los pequeños detalles, las mínimas conquistas. Conseguir una casa para los sin techo, poner zapatos y vacunas, construir comedores, atender a los enfermos y a su dignidad, educar a los niños y a los maestros, cambiarles a los parados su complejo de culpabilidad por una esperanza de trabajar, limpiar las cloacas del estado y de paso hacerlo humano. Devolver la justicia a los que no pueden pagarla. Acabar con la impunidad de los grandes despachos de abogados, esos prestidigitadores al servicio de los que son tan ricos como egoístas….Todo esto no requiere un presupuesto tan grande, sino una gran voluntad ,un inmenso trabajo, y tiempo, mucho tiempo...Ellos, los políticos profesionales llevan siglos sin hacer nada, ahora , que se esperen. Sé que admiras a José Mujica. El viejo presidente del Uruguay, del paisito de Mario Benedetti que fue su amigo también viejo y también sabio. Tienes en él un espejo en qué mirarte. Hace algún tiempo dijo :“Lo inevitable no se lloriquea. Lo inevitable hay que enfrentarlo” Cuando cumpla su mandato, sin prorrogas y sin boatos, dejará su cargo sin haber puesto sus pies en el palacio presidencial ni en la autocomplacencia. Dicen los economistas que su país ha crecido y ha disminuido la pobreza, que es el auténtico crecimiento. Afirmaba en una entrevista que se ha dejado un montón de objetivos por cumplir, que a pesar de ser el presidente se vio impotente en varias ocasiones. Lo dijo con rabia pero con serenidad, lo inevitable no se lloriquea, se enfrenta… No es mal modelo el viejo Mujica. Tú, vosotros, sois más jóvenes y tenéis derecho a equivocaros más aún. Tenéis la insolencia de decir la verdad, ahora tenéis la responsabilidad de ponerla en pie, después de tanto tiempo arrodillada. Pepe Mujica dijo también: “Por el camino más largo es el viaje más corto” No hay que tener prisa con tal de que vean que andamos. Esos que esperan fuegos artificiales seguramente te darán la espalda. Otros ,más exquisitos ,querrán propuestas más sofisticadas. Los hay que no les gusta ir con la masa a pesar de sus convicciones marxistas. Pero esos a ti, a nosotros , no nos preocupan. Es la gente, esa gente harta, desorientada, confusa y ahora esperanzada la que realmente tiene que importarte. Mucha suerte. Felipe Gutiérrez.