viernes, 12 de junio de 2015

LADRÓN DE GUITARRAS

LADRÓN DE GUITARRAS. Cuando llegué ,hace diez años al Colegio “el Olivar”,descargué todos mis trastos: libros, fichas, cachivaches y mi guitarra. Allí,en un armario de la clase,con más polvo del que merecería, duerme con su canciones y recuerdos. Hoy he ido a sacarla para tocar algo mientras los niños pintaban, pero no estaba. La he buscado por todos los rincones del colegio y no ha aparecido. Parece ser que ha aparecido de nuevo el ladrón de guitarras. Los chicos se han puesto más tristes que yo. Para tratar de quitarle “dramatismo” a la cosa les he contado la historia de esta guitarra, que es una historia verdadera. Hace ya veinte años, en otro colegio.El CEIP Mario Benedetti, tenía yo otra guitarra. La guitarra vieja y parcheada que conservaba desde los quince años. Me la habían regalado mis amigos para mi cumpleaños. A día de hoy ha sido el regalo que más ilusión me ha hecho en mi vida. Todos mis amigos tenían guitarra y me la dejaban de vez en cuando. ¡Macho, cómprate una de una vez! - me decían. Pero no estaban las cosas por aquel entonces para comprar guitarras. Y ellos sacaron sus ahorros y me compraron una preciosa guitarra de color vino burdeos con la que aprendí a tocar lo poco que sé. Así que en el colegio, yo les enseñaba a los chavales la poca música que yo sabía y sobre todo a cantar. Pero un día ,hace justamente veinte años, entró en aquel colegio el ladrón de guitarras y se llevó la guitarra de mi vida. Ese día sí me sentí triste. Me habían robado decenas de canciones, recuerdos encerrados en arpegios. Canciones de protesta, infantiles..canciones para pasar el rato o matar el aburrimiento. Aquellos alumnos hicieron lo mismo que mis amigos: hicieron una colecta y me compraron una guitarra nueva. Entonces pensé que cuidaría mejor de esta guitarra. Que me la llevaría a casa para que no viniera nadie a llevársela de nuevo. Pero luego pensé que no era justo. Que la guitarra la habían pagado los chicos para tenerla allí con ellos. Que si me la llevaba a casa acabaría cansándome de acarrearla y la guitarra terminaría por no venir al colegio. Así que cuando llegué al nuevo colegio la guitarra se vino también conmigo. Aquí ha pasado este tiempo. Varios exalumnos me han confesado que han aprendido después a tocar la guitarra (mucho mejor que yo) porque se aficionaron de ver a aquella guitarra de la clase, como otro mueble más, como el mapa o el globo terráqueo. Hoy les he dicho a los alumnos que no se les ocurra, por favor, comprar ninguna guitarra más. No por miedo al ladrón de guitarras sino porque ya no habrá otros veinte años de colegio para tocarla. Todo el mundo se pregunta ¿Pero a quién se le ocurre entrar a un colegio para robar una guitarra? Yo sé quién ha sido. Estoy seguro. Conozco a ese ladrón: es el tiempo. El tiempo que se lleva todo, cada veinte años, el maldito tiempo que pretende que nos pongamos tristes porque se lleva una parte de nuestra vida. Pero no tiene ni idea. Es un pobre ladrón de guitarras que no sabe tocar más que viejas canciones pasadas de moda. No sabe que en la memoria de un niño o de un muchacho de quince años las canciones siguen sonando siempre, aunque se rompan o nos roben las guitarras.

1 comentario:

Patricio dijo...

Me gustó el título de esta entrada y tuve que leerla. Así que te robaron la guitarra. ¡Canalla! La guitarra, al fin al cabo, es solo un instrumento. La música la llevas tú.

Enhorabuena por el blog. Seguro que aguien cercano te animó a hacerlo recopilando tus filípicas, para alegría nuestra. Agradécele de nuevo a a esta persona, y sigue compartiendo tus líneas con nosotros.

Abrazo!

Patricio.