viernes, 22 de junio de 2018

Gente de mi barrio (5). Lali, la profesora se jubila.





Paso junto a un colegio del barrio. Últimos días del curso. De las ventanas salen voces infantiles, alboroto, la voz expeditiva de la maestra. De improviso, de los altavoces sale un pitido y se oye, algo molesta, la megafonía. Unos niños leen, titubeantes un texto: “Hoy queremos decir a nuestra profesora Lali que se jubila que la vamos a echar de menos” Luego le siguen unas cuantas frases más de esas que se le preparan al que mejor lee de la clase para que las diga y que el chico, con los nervios, lee fatal.
La despedida sorpresa se produce dentro del colegio, desde fuera no le podemos poner cara a la profesora que se jubila. No importa, así le pondremos todas las caras de maestras y maestros que después del verano ya no volverán a estos patios ni a estas aulas.
Años, décadas escribiendo la fecha en la pizarra. Excursiones al zoo, tablas de multiplicar, días y días pidiendo en vano  silencio, pidiendo calma, poniendo tiritas, corrigiendo interminables montones de ejercicios. Días de sopor y de ilusión, de cansancio,  de algunas broncas y llantos, de charcos helados y de calores saharianos.
La maestra se jubila, como se jubilan todos los que trabajan, empleados, obreros, policías, camareros, conductores y cocineros, todos cansados, un poco felices y un poco inquietos por un futuro incierto.
Esperando que no les olviden sus compañeros, que la sociedad les reconozca su esfuerzo y que los políticos no jueguen con sus pensiones, que la salud les sea propicia.
¡Adiós profe, te echaremos de menos!




Nota: los nombres son inventados. Los personajes,reales, pasaron delante de mí y yo los imaginé así.

2 comentarios:

RAMON BONILLA SOLIS dijo...

Genial. Simplemente genial. No basta escribir bien, hay que tener, además, un don de observación, un ojo escrutador de lo cotidiano. Y tú tienes ese don. Aprovéchalo y comparte el fruto con los que te leemos.
Un abrazo.

Felipe dijo...

Hombre, Ramón, muchísimas gracias, sólo por los amigos ya vale la pena darle a las teclas.
Mi propósito es dar visibilidad a la gente corriente, esa que nunca aparece en ningún sitio.
Un abrazo.