miércoles, 20 de diciembre de 2017
lunes, 2 de octubre de 2017
CATARATAS
Hace unos días me han operado de cataratas. El cristalino de mi ojo derecho se había convertido en alabastro. Se negaba a dejar pasar imágenes, sólo una luz tenue,como la pantalla de pergamino de una lámpara .Lo que tiene el hacerse viejo.
Después de tanto ver, de tanto mirar, estaba cansado. Ha visto el siglo veinte y el veintiuno. Ha visto caer regímenes y aguaceros. Ha visto llegar los inviernos y secarse las fuentes. Ha leído centenares de miles de páginas, contemplado tres o cuatro mares.Ha contemplado su propio rostro y el de otros miles, la mayoría agradables y algún que otro malnacido. Se ha lavado con alguna lágrima salada...
En fin que estaba amortizado.Incluso se podía dar por satisfecho.
Felizmente me han operado en una sesión de quirófano psicodélico donde vi brillar planetas y amebas, un caleidoscopio de cículos y colores que no estuvo nada mal. Le doy las gracias a mi médico que me contaba chistes mientras me operaba.
En apenas dos días he vuelto a recuperar mi ojo derecho.
De los ciento ochenta grados de visión sólo disponía de noventa. No me apañaba mal. Creía que total, casi era lo mismo y por eso lo fui dejando. Ahora, cuando recupero todo el campo visual, cuando recupero los relieves, la profundidad de las cosas,me doy cuenta de lo equivocado que estaba.
No se puede ver solo por un solo ojo.Te engañas, y lo que es peor , te acostumbras al engaño.
Y digo esto ahora que a este país-llámalo como quieras- se empeña en mirar con un solo ojo.
Este país, España , tiene también cataratas. Sus políticos, pero también, nosotros los ciudadanos estamos tuertos de un ojo y vamos por ahí presumiendo de lo claro que lo tenemos.
Cada uno se tapa el que quiere, ve su parte y se niega a ver la del contrario.Ojos faltos de empatía, ojos miopes, astigmáticos, présbitas. Ojos que no saben mirar más que lo que les interesa.Ojos que no saben hablar. Que desprecian la mirada del otro. Ojos que de seguir así se convertirán también en alabastro.
Ahora disfruto de recibir imágenes que se me escapaban. He dejado de chocarme con las ramas de los árboles que no me dejaban ver el bosque. Ya puedo volver a jugar al ping pong, ya puedo volver a ver a los que tenía a mi derecha. Es una sensación muy reconfortante. Os la recomiendo.A todos, a todas, quitaros la catarata, mirad por los dos ojos, se siente uno mejor y el cielo es más azul.
viernes, 15 de septiembre de 2017
SEPTIEMBRE
Es quince de septiembre y corre el viento con mala leche. Y corren las nubes. Y corre la gente como pollos sin cabeza en sus rápidos coches tan veloces como sus pensamientos.
Una hoja de periódico también corre, vuela por el aire llevándose lejos las noticias falsas,las noticias alarmantes,las noticias desmentidas...noticias que hablan de parejas adúlteras,de huevos adulterados,de anuncios que nos animan a que renovemos nuestro coche, nuestra casa, nuestras cortinas...pero nunca nuestras fantásticas ideas. Comienza el curso escolar,los estudiantes lo retransmiten con sus móviles. Más gente que corre:los niños, sus padres, sus abuelos,sus profesores,sus años.
Pasan verdes autobuses,las paradas siguen paradas.La gente se sube y se baja y se sube y se sienta y se levanta y se empuja y no se habla.
Corre toda la ciudad pero siempre llegamos tarde; o no llegamos.
Y cruza por el cielo un avión,ese sí que parece más lento allá en su autopista aérea porque sabe que llegará a la hora.
Por fin, también comienzan a correr por las aceras hojas certificadas de otoño caídas de los árboles alopécicos.
¡Deprisa, deprisa, que no nos da la vida!. Todos con el síndrome del ciclistas, que si se para , se cae.
Bueno, después vendrá octubre y ,quizá alguna lluvia. Incluso hay indicios de que una vez más llegará el invierno.
jueves, 17 de agosto de 2017
CAÑAS Y BARROS
Maribel sale a pasear por esa estrecha franja de tierra que atraviesa las salinas y ese mar que llaman Menor y otros mar Muerto.
Cogió sus quinientos euros ahorrados durante todo el invierno y se fue una semana de vacaciones,dejando su barriada y sus malos rollos.
Se mira al espejo y comprueba el esplendor de la mujer madura. Por eso va a Lopagán, a los barros. Allí nadie es demasiado viejo ni demasiado joven, demasiado alto ni demasiado ancho, demasiado blanco ni demasiado renegrido.
Se va cruzando con gentes que parecen un muestrario de liquidación de outlets, con ropas deportivas de colores chillones siderales, amarillos y anaranjados fosforescentes.Otros,en cambio, usan gorras y camisetas de marcas de pinturas y talleres de reparación de automóviles.
Maribel piensa que en aquel lugar podría ponerse una sucursal de la junta municipal del distrito de Canillejas-San Blas.
Encuentra una familia reptando por una acequia de lodos oscuros, de allí salen todos embadurnados hasta los ojos. Cuando vuelven al paseo parecen buzos vestidos con un extraño traje de neopreno orgánico. Luego, cuando se les seca, se convierten en grises aborígenes de Nueva Guinea que se hacen selfies sin cesar.
Maribel luce un bonito pareo que compró en las rebajas y se siente bien recibiendo la brisa cálida del mar. Está contenta de poder disfrutar de este paraje que frecuenta la retaguardia de la clase obrera española y comunitaria .
Por allí desfila incesantemente,el mayor parque de bicicletas BH plegables con guardabarros oxidados de toda España.Una reedición de Verano Azul treinta años después.
Maribel siente el sol en sus hombros y sed en la boca pero sigue caminando en esa procesión de peregrinos rumbo a los molinos, ya cerca de la Manga.
Huele a salitre y a cieno, y un poco a libertad.
En el horizonte ondean las finas palmeras levantinas junto a montañas de sal.Una bruma tenue envuelve el salinar. "Y ya estarán los esteros rezumando azul del mar, dejadme ser salineros, granito del salinar" Decía Rafael Alberti.
Nadie resulta aquí chocante ni fuera de lugar, aunque lleve la ropa tan descolorida como su vida.
Se cruza con un hombre que lee,mientras camina ,un folleto de alcohólicos anónimos.Detrás va un matrimonio. Él toma la mano de su mujer haciendo caso omiso del ictus que sufrió el año pasado.
Las gaviotas vuelan y también algunos espumarajos de sal que impulsa el viento,como papelillos verbeneros.
Por la tabla del mar-laguna, navegan pequeños barcos de vela impulsados por el viento de África.
Las penas y la soledad, con mar son menos.
Los barros tapan las cicatrices de la columna vertebral y dan calor para calmar los dolores de rodilla. Eso dicen, al menos.
A la vuelta,Maribel encuentra el entoldado de un chiringuito.Allí, la cerveza Estrella de Levante resbala barbilla abajo, rumbo a los ombligos. Llega el apetitoso aroma de un arroz con rape y un tumulto de voces de niños.
Maribel se sienta en una silla a la sombra y enciende un cigarro. El calor es severo, y húmedo casi al el borde de la lipotimia, pero se siente a gusto quizá por primera vez en este semestre. No estuvo mal decidirse a tomar aquel autobús,ella sola, en la estación de Méndez Álvaro y dejar atrás la M30 y los turnos y los festivos laborables, y cruzar los secarrales de Cuenca y mirar la autovía que lleva hasta el cielo.
Recuerda aquella canción de su lejana juventud que ella transforma:
"A la playa
que ya es hora
de pasearnos a cuerpo,
y mostrar que pues vivimos..."
¡Bien,Maribel, pide otra birra, que yo la pago!
viernes, 4 de agosto de 2017
LOS PUEBLOS HOSCOS
Fray Antonio de Guevara escribió hace siglos «Alabanza de aldea,menosprecio de Corte».De aquella obra que pocos habrán leído,incluido este que escribe,surge según dicen,un tópico muy extendido entre nosotros los urbanitas sobre las bondades de la sociedad rural frente a los vicios de la ciudad irrespirable.
Para los que nos criamos en el medio hostil de calles ruidosas y semáforos,el campo,los arroyos y el canto del gallo son sinónimos de paz,de vida humanizada.
Yo así también lo creo y por eso paso mis vacaciones en alojamientos rurales,salgo al monte con frecuencia y tengo asociado a momentos de felicidad el eco de las esquilas en los verdes valles.
Pero quiero hoy comentar otros aspectos no tan agradables del medio agrario que he podido presenciar y padecer y no me refiero a tábanos ,ortigas y otras incomodidades campestres,no,sino al carácter huraño de algunas de sus gentes que por allí moran, al gélido recibimiento que algunos dan al viajero que por allí asoma, a las miradas de desconfianza que le echan a ese forastero de cámara fotográfica al cuello y pantorrillas al aire.
Insisto en lo de algunas,ciertas personas...pues la generalización sería en todo caso además de injusta, torpe y reprochable.
Pero ,si lo traigo aquí ,es porque no es raro y porque seguro que muchos de lo que esto lean vendrán a darme la razón.O no.
Hablo de esos paisanos que contestan con monosílabos cuando les preguntas por un camino,y hay que sacarles una pequeña información con requerimiento judicial.
Me refiero a aquellos clientes del bar del pueblo que se vuelven para mirarte mientras golpean la mesa con la ficha de dominó y te hacen sentir como un judío en Auswich.
Esas gentes para quien eres "...ese de fuera",un forastero,aunque lleves veraneando treinta años allí.
Estoy hablando de esos paisanos que dejan sueltos a sus mastines por el monte para ahuyentar a lobos de dos patas vestidos de quechua.
Y ello porque estas gentes parten de la base de que el campo es y será siempre suyo y no acaban de entender a qué va esa gente ociosa por sus prados y senderos.
«¿Van ustedes a subir hasta aquel collado?¿Para qué?—Nos decía un día un señor de edad,rascándose por debajo de la boina—.¡ Alli no hay na!»
Gentes que ven derrumbarse un mundo rural que agoniza y no quieren testigos.
Desconfían de los visitantes, de planes de desarrollo turístico,de quien abre un restaurante o un parque de ocio.
Mire usted ,aquí no queremos ni piraguas ni tirolinas ni leches....
Lo queremos así, como está,es decir:ruinoso,triste y abandonado...
Son gente que te vigila a través del visillo para que no le robes una nuez,o unas castañas.
Ponen cristales rotos y alambre de espino en su tapia para proteger una bicicleta vieja y un burro lleno de moscas.
Vallas,cercas,lindes,mojones,paso prohibido,propiedad particular,y detrás,malas hierbas,mugre,nada...
Se viene diciendo que el mundo rural desaparece desde hace más de cincuenta años,cuando,Camilo José Cela recorría la Alcarria,sin embargo cada vez más y mejor gente lo elige como destino vacacional o de ocio. Entre esa gente hay de todo , pero tengo la impresión que suele ser un público respetuoso y educado que va al campo porque le gusta. Que viene huyendo de la masificación y del turismo insostenible.
Así lo entienden jóvenes y no tan jóvenes emprendedores que ,con no pocos esfuerzos y mucha ilusión ponen en marcha proyectos que atraen a gente a esos gratos lugares.
Gracias a ello se ha vuelto a oír gritos de niños en las pozas de sus ríos, se vuelve a beber el agua de los caños de la plaza y se vuelven a habitar esos frescos caserones restaurados.
Habrá que evitar ,desde luego,el impacto negativo de algunos indeseables ,exigir respeto a las gentes,patrimonios y costumbres del lugar,pero deberán convencerse los habitantes de ciertos pueblos hoscos que del mismo modo que todo el mundo tiene derecho a pasear por las Ramblas o por la Puerta del Sol ,porque son lugares públicos, también todo el mundo tiene derecho a pasear por la plaza del pueblo, o contemplar los prados,porque el aire y las viejas piedras también deben ser de todos.
martes, 4 de julio de 2017
CONSEJOS PARA UN VERANO.
Querido amigo:
Si caminando por la ciudad te encontraras con una fresca sombra,y sobre una mesa de la calle una cerveza también fresca, tómala y pide otra. Manda a la mierda ese autobús que ,de todas formas , no te iba a llevar a ninguna parte.
Cuando estés en tu casa,entorna la persiana de tu balcón y,tirado en tu cama, saca el pie desnudo entre las sábanas.
Si ,por casualidad, oyes que la muerte está rondando, dile que estamos de vacaciones.
No esperes, este verano, a que deje de llover para caminar por esa playa casi solitaria. Deja que te envuelva el atronador sonido de las olas y el olor a brea y la nostalgia.
Si tu amor palidece como el hielo de un polo,recuerda que sorbiste el dulce jarabe del pasado y aún te queda la nieve del recuerdo.
Cuando subas río arriba, busca una poza profunda y oscura y refresca allí tus pies y tus obsesiones.
Vivamos este largo y cálido verano antes de que vengan los canallas de siempre a traernos el frío y los temores.
Crucemos el puente sobre las aguas turbulentas,disolviendo el rencor de la última bronca con el azúcar del café.
Cierra los ojos cuando oigas los truenos de la tormenta de verano y respira el aroma de los pinos.
Rodea la isla de la Decepción y apróate al viento.
Duérmete siempre con un libro en las manos y abandónate a la pequeña muerte de la siesta.
Tiempo habrá para hacer cosas importantes, y si no que las hagan ellos,que son tan listos.
Ya sabes que el verano es eterno mientras dura, como el amor, como el cigarrillo de un condenado.
miércoles, 14 de junio de 2017
EN LA COLA DEL PAN
Cada vez es más frecuente, mientras uno espera en ola cola del pan, tener que escuchar como alguien a tu lado,con el móvil en la oreja, trata de reconciliarse con su pareja o le cuenta a otro los resultados de su última revisión ginecológica.
Lo peor viene cuando la persona en cuestión, lejos de interrumpir la charla telefónica continúa la conversación mientras pide una barra de pan bien cocida.
-No, un poco más cocida-Perdona, de eso ya hemos hablado , no me salgas por ahí...
-¿Algo más?
-Sí ,deme unas magdalenas-¿Pero cuándo te he dicho yo eso?,¡ no empecemos a exagerar! -sí,sí de esas de huevo.
-¿Algo más?
-¡Claro, claro que sí!
-¿Y qué le pongo?
-De eso nada, me estás poniendo de los nervios....Unos cruasanes de mantequilla..
La que ya está de los nervios es la dependienta que con las pinzas en la mano toca ya las castañuelas.
-Mira, vamos a dejarlo así,,
-¿Así le parece bien?
-Sí, ya he tenido suficiente con la escenita en casa de tu madre.
Luego le sigue una interpretación de mimo con la mano que le queda libre , no se sabe muy bien si dirigida al auditorio, a la dependienta o a su interlocutor telefónico.
El resto de la cola no sabe de qué parte ponerse y mueve la cabeza. Sin proponérnoslo hemos presenciado un reality al que no estábamos invitados.
Después, el protagonista se aleja por el pasillo de los congelados.Esta persona que defenderá con uñas y dientes su derecho a la intimidad, seguirá mostrando a todo el que quiera o no quiera oírle sus conflictos personales, o el estado de sus vísceras.
sábado, 3 de junio de 2017
SAN BLAS 1982
En 1.982 llegué a un colegio del barrio de San Blas. Un vetusto edificio de
los años setenta con clases de amplio ventanales y unos chopos en el patio.
Ocupé la plaza que dejaba vacante una maestra que se jubilaba a los setenta
años. Pasé algunas horas con ella en la clase. A ratos cerraba los ojos y
dormitaba. Los niños la miraban y se sonreían mordisqueando el lápiz.
Aquel fue mi estreno como maestro. No puedo recordar más que momentos felices,
descubriendo una profesión, que vaya usted a saber por qué, siempre me había
fascinado.
Así fue como empecé a leerles cuentos de Gianni Rodari,a
enseñarles canciones aprendidas en la Escuela de Magisterio de Pablo
Montesinos…y a aprender yo también, a escribir en la pizarra con letra
redondilla de maestro y no con aquella letra ilegible de estudiante
universitario.
A escribir cuentas, abecedarios,adivinanzas, dibujos con tizas de colores
donde siempre había una casa con chimenea, un árbol y un camino que iba a cualquier parte. Y mostrarles los poemas
de Machado: …”una tarde parda y fría los
estudiantes estudian. Monotonía de lluvia tras los cristales”
Y enseñarles a jugar en el patio a aquellos juegos que yo jugaba de niño:
el rescatao, la pídola, el escondite
inglés.
Acostumbrarme al estrépito de platos y cucharas en el comedor, los niños
con la nariz manchada de tomate.
Iba con ellos a la piscina del polideportivo un día a la semana y así
aprendí a llevarlos en fila, a apacentarlos
como un pastor sin cayado.
Hacía con ellos una revistilla en clase con una imprenta de gelatina donde
publicaba sus cuentos con su propia
letra desgarbada .
Había un niño, uno de los más piezas, que me esperaba a la salida para que
le diera una vuelta en mi coche nuevo. Yo con ese pequeño premio le chantajeaba
para que hiciera la tarea que siempre se dejaba a medias.
Recuerdo tardes de sol entrando por las ventanas de la biblioteca y los
libros de Sapo y Sepo, de Janosch , y la Historia Interminable y Momo y los
cómics de Tintín. Era el comienzo de una era dorada de la literatura infantil,
traída de Francia, de Bélgica, de Alemania, de Latinoamérica.
Al otro lado del cristal pasaban
veloces los años ochenta . Yo apenas pude vivir todo eso que cuentan las
crónicas. Primero como opositor, luego como maestro y finalmente como padre a
mí LOS "FELICES AÑOS OCHENTA"me pillaron trabajando.
No me quejo, creo que me gustó más esa movida que la de Alaska y los
Pegamoides.
Ahora estoy viviendo mis últimos días de escuela. Por suerte todavía no me
duermo, yo no me tengo que jubilar con setenta años. Mis alumnos me dicen que
por qué me jubilo.Yo creo que es así como debe ser. Cuando uno aún no se duerme
en clase. Espero que a este aula que dejo vacante llegue un día un maestro o una maestra joven y dibuje en la
pizarra una casa con chimenea,un árbol y un camino que vaya a cualquier parte.
domingo, 16 de abril de 2017
JOE NOMOLA,
Esta es la película que un colegio de Granada hizo sobre Joe Nomola.
A mí me pareció genial. Me pidieron un guión original y se me ocurrió localizarla" en Granada. Allí viajó el inefable detective con su ayudante Ricky Capuccini.
El secuestro de una maestra es el misterio que tuvieron que resolver.
Los interpretes geniales. Y eso que son chavales de 4º de Primaria.
El maestro, Jose que les dirigió un crack.
JOE NOMOLA LA PELÍCULA.
Por otra parte, en este Blog "Actiludis" podéis encontrar las aventuras completas del inspector más cutre de la historia detectivesca.
PINCHA AQUÍ
lunes, 27 de marzo de 2017
ESO ES TODO
Llego por la mañana temprano a la D.A.T. Consejería de Educación, Sección Registros.
Me acerco a la mujer que está en el mostrador de información y le susurro:
-Por favor, ¿Para entregar los papeles de la jubilación?
La funcionaria en voz alta se dirige a su compañera del mostrador de enfrente,
-Mercedes,¿tienes tú ahí solicitudes de jubilación para este señor?
Ahora la cola formada frente al mostrador se vuelve a mirarme con cierta conmiseración.
Sí, soy yo, un señor que quiere jubilarse.
Por primera vez en mi vida. Soy un protojubilado, con mi carpetilla bajo el brazo.
Miro la solicitud. Tres hojas a doble cara que me interrogan sobre la naturaleza de mi solicitud: ¿Es una jubilación forzosa? ¿voluntaria? ¿parcial? ¿Irremediable? ¿fatal?
Comienzo a rellenar datos sobre las casillas. Son once. ¿Empiezo por la izquierda o por la derecha? ¿Me sobrarán dígitos? ¿Me faltarán casillas?
¿A qué cuerpo pertenece? ¿Me pertenece aún mi cuerpo?
Que si aporto fe de vida laboral...¿Fe en la vida? ¿Es la vida laboral, vida?
Son la nueve de la mañana. Afuera llueve. Aquí dentro también llueve sobre mi corazón, como dijera el poeta. No, es que estoy sudando. He perdido la práctica en rellenar estos formularios.
Aquellas largas hojas de servicio donde debía escribir todos los pueblos de la provincia de Madrid.Los meses, los años, los trabajos y los días.
"Solicita a efectos de 1 de septiembre del corriente. Firmado en Alcalá de Henares a tal y tal...."
Ya no hay vuelta atrás. La sentencia está echada. La lenta pero inexorable maquinaria de la administración se ha puesto en marcha y no se parará.
Entrego los documentos con miedo, con aprensión.¿Lo habré hecho bien? La funcionaria del registro es amable sonríe y mete los papeles por una ranura que se los traga.
¿Los triturará?
-Los estoy digitalizando y se los devuelvo. Aquí ya no nos quedamos con papeles.
¿Mi vida digitalizada?. Treinta y cinco años en apenas 20 Kb.
-¿Ya esta todo?- Pregunto tragando saliva.
-Sí, ya le contestarán.Eso es todo.
¿Eso es todo? Suena fatal. Suena a definitivo.
Se acabaron los traslados, los viajes de aquí a allá en trenes, carreteras.No más destinos. Se acabaron los trienios, los sexenios. Entramos en el tiempo continuo.
Salgo fuera. Quizá no vuelva más a aquí. Bueno la verdad es que hay muchos sitios a los que ya no volveré más.
Deja de llover. En una acacia canta un pájaro como si frotara dos laminillas metálicas.
Sale el sol entre dos nubes que se retiran,también de puro grises, de puro viejas.
Eso es todo, amigos.
jueves, 9 de marzo de 2017
INVIERNO
Este largo invierno
que nieva los almendros
que pone gris al sol
y a las nubes viejas.
¿Cuándo te irás
y volverán los jilgueros
de corazón alegre
a cantar entre las ramas?
Este largo invierno
que no acaba nunca,
invierno de toses y bufandas
de fiebres y camas arrugadas...
con ese viento frío
preludio de la noche.
¿Cuándo, por fin, harás
el milagro de encender
las amapolas?
Invierno de mi vida
que llegas lentamente
para no marcharte ya.
Al menos deja que
la nieve que cayó
sobre nuestras cabezas
nos traiga el breve resplandor
que alegra la cumbre
en la montaña.
Marzo ,2.017.
sábado, 25 de febrero de 2017
CAFÉ
Dicen que en
el siglo XVII Londres se llenó de cafeterías. Funcionaban como los fumaderos de
opio. Allí, los burgueses se tomaban treinta o cuarenta tazas de café de una
sentada. Habían descubierto la euforia efímera de la cafeína. Quizá también era una forma de
soportar las miasmas pestilentes que emanaban del río Támesis.
Posteriormente
alguna de estas cafeterías se transformaron en los primeros corros de
transacción de valores mercantiles que darían lugar a la Bolsa Londinense. Todo
acaba por corromperse finalmente.
Desde
entonces en todo el mundo se abrirían grandes cafés burgueses, cafés de
artistas, cafés de conspiradores, como el New york café de Budapest, la
Confitería Colombo de Río de Janeiro, el Café Central de Viena, El Tortoni de
Buenos Aires, Les deux Magots de París,A Brasileira de Lisboa, la Maison Bertaux de Londres,El Café Imperial
de Praga o el Café Einstein de Berlín.
No hay
película o novela donde no aparezca una escena con taza de café: un vaquero
apurando su pocillo de hojalata en plena noche mientras oye crepitar la
hoguera, a la espera de un ataque sioux, o ese espía del KGB esperando una cita
en la terraza de una brasserie parisina. Una camarera de cabello oxigenado
ofreciendo una taza más a un oscuro gánster en un bar de carretera…
Madrid tuvo
también una época dorada de cafeterías con aromas de café: Manila, California,
Nebraska,Riofrío,Somosierra, De Torres…Lugares donde se mezclaba el olor a la
mantequilla de la tostada con el café recién molido. Café servido en taza de
loza y no en esos vasos de caña para mojar porras en que se sirve hoy el café en todas partes.
El café ha
tenido siempre un precio popular,dentro de lo que cabe. Yo tomaba café muchos
sábados en la cafetería De Torres de la plaza de Ventas, frente a la plaza de
toros. Allí unos camareros con botones dorados y galones de húsar polaco
esperaban a los clientes, fajados con grandes e inmaculados delantales blancos.
La primera
vez que me atreví a entrar,no tendría más de quince años, el camarero alto y
calvo me miró con extrañeza y algo de displicencia.
-¿Qué va a
ser?
-Un café
cortado.
-¡Qué buen
café!- comenté sin poder reprimirme.
Desde
entonces siempre que me veía entrar me arrimaba un platillo de borde dorado y
me servía mi café con su cerquillo color
canela, humeante y aromático.
Ya no existe
esa cafetería que ocupa un desairado comercio de la cadena DIA.
Un buen café
caliente, nunca templado, es un pequeño espacio de tiempo robado a la
felicidad. Tan breve como esta, tan simple como ella.
Al salir de
aquel pequeño templo laico que era la cafetería uno se subía el cuello del
abrigo y se fumaba un cigarro camino de cualquier sitio. La euforia efímera de
la cafeína hacía su efecto y esa mierda de día era un poco menos mierda.
Cuando a uno
le da la tontería de pensar en qué será eso de la inmortalidad siempre acaba
llegando a la misma conclusión: ¡qué insoportable coñazo!
Pero, eso
sí; sería agradable poder volver del otro lado, de vez en cuando, para tomarse
una taza de café.
jueves, 26 de enero de 2017
¿NOS PAGAN POR ENSEÑAR O POR AGUANTAR?
Seguramente algunos de vosotros habréis leído la carta que una profesora andaluza escribe a su claustro.
Ella en realidad la llama arenga, en la que carga contra la mala educación de los alumnos y el exceso de proteccionismo de los padres.
Es un discurso cargado de amargura, de un dolor sentido y sincero.
( ver aquí).
Creo comprender su estado de ánimo pues uno, después de tantos años de docencia, ha pasado ya por algún que otro calvario, por los áridos desiertos de la decepción y la incomprensión.
Sin embargo me preocupa que la amplia difusión que ha tenido esta diatriba,este grito de indignación, se convierta una vez más en bandera de confrontación, de llamada al combate ( eso significa la palabra arenga), y todo ello partiendo de un planteamiento que no por sincero y comprensible tiene que ser totalmente acertado.
Hay un párrafo clave en dicha disertación que dice :" A mi me pagan por enseñar no por aguantar" Incluso en su último párrafo termina diciendo " A mí me gusta enseñar y trasmitir".
Aquí, es donde yo quisiera que reflexionáramos, al menos los que nos dedicamos y vivimos de esta profesión.
Me pagan para enseñar, no para aguantar...
Pero cuando una maestra recibe a un niño por la mañana con una tremenda rabieta porque no quiere separarse de su madre y le tira los juguetes al suelo o a la cara...¿Le pagan por enseñar o por aguantar?
Cuando un niño se duerme en clase porque tiene sueño o no ha desayunado?..A ese maestro ¿le pagan por enseñar o por aguantar?
Cuándo tenemos que separar a dos "pandilleros" de ocho años que se lían a puñetazos por un gol que no ha sido y aún nos llevamos una patada en la espinilla , ¿Nos pagan por enseñar o por aguantar?
Creo que nadie pondrá en duda que un profesor tiene que tratar de consolar a un niño enrabietado de cuatro años, que tiene que hacer cualquier cosa para que un niño no pase hambre o sueño o que no rompa la nariz a otro..Entonces ¿Nos pagan por enseñar o por aguantar?
Corre también por la red una frase afortunada que dice algo así como " A la escuela se viene a aprender, la educación se trae de casa".
No dudo que la intención con que se dice sea buena y plausible.Efectivamente los modales se deben aprender en la familia. Pero si la pensamos bien es un profundo error.
Casi nadie viene a la escuela educado. Por suerte o por desgracia, no estoy muy seguro. Es más, la escuela es la única posibilidad que algunos niños y jóvenes van a tener de encontrarse con ella. Con la educación.
Es verdad que las escuelas, los institutos no pueden hacer milagros. Que no pueden suplir a los padres, pero puede que sean el último reducto donde estos chicos encuentren una referencia de los que es ser justo, ser comprensivo y no complaciente, ser tan estricto como afectuoso, ser tan enérgico como flexible.
El adolescente en su instituto no lloriquea, no tiene rabietas sino que interrumpe, molesta, provoca..Pero suele hacerlo por la misma razón que su hermano pequeño de la escuela infantil: porque reclama atención, se siente desorientado, en guerra total y busca en el aula lo que nadie le da en casa o en el barrio. Alguien dijo que todos queremos ser admirados, y si no temidos, y si no odiados, pero nunca ignorados.
Eso es lo que hacen los alumnos de esa profesora andaluza, a la que mando un abrazo, porque sé la gran desolación que debe sentir cuando dice que al entrar en clase es "como si entrara el aire por la ventana".
¡Qué dura es esta profesión , a veces, muchas veces!Por eso necesita estar permanentemente en revisión, en crisis, replanteándose las certezas,recogiendo esos retos que nos hacen tirar la toalla.
Yo le diría a esta compañera que hiciera como hace la profesora de Infantil cuando para la clase y les explica a todos que este niño llora por algún motivo y que eso nos importa a todos.
Parar la clase. Paremos , si es preciso, el teorema de Pitágoras,las subordinadas de relativo,las rocas metamórficas, porque, en definitiva nos pagan para...educar y sí, eso requiere aguantar, sin renunciar nunca a nuestra dignidad, requiere comprender lo incomprensible. Apartar el programa en un rincón de la mesa,por un momento, para hablar, para escuchar, para enfrentar problemas que no se resuelven con la ecuación de segundo grado, es más que a veces no se resuelven, pero que si no lo intentamos nosotros, es muy probable que nadie lo haga.
Ser profesor viejo no tiene muchas ventajas.Bueno, quizá una: entras en la "ley de la relatividad".
Aprendes que, como decían en aquella película "Amanece que no es poco", todos somos contingentes.
Que aquel tema que queríamos impartir tan bonito, que es tan importante y a nosotros nos gusta tanto, a nuestro alumnos les importa un carajo. Es así,es la ley de la relatividad.
Que ese padre que pasa de sus hijos más que de comer hierba te exige a ti que hagas lo que él no ha hecho en su vida. Sí, la ley de la relatividad. Que no tenemos para comer pero tenemos un ipad... la ley de la relatividad...
Pero en esa ley (que Einstein me perdone) el espacio y el tiempo juegan a nuestro favor. Al final a todos nos pone en nuestro sitio.Sí, amiga,nuestros alumnos no tendrán el más mínimo recuerdo de las "Coplas a la muerte de su padre" que a ti y a mi nos emocionan, pero no olvidarán nunca el día que paraste la clase para explicar que aquel alumno que fue expulsado por dar una patada a la papelera e insultar al profesor, como Jorge Manrique lloraba la muerte de su padre.
Ella en realidad la llama arenga, en la que carga contra la mala educación de los alumnos y el exceso de proteccionismo de los padres.
Es un discurso cargado de amargura, de un dolor sentido y sincero.
( ver aquí).
Creo comprender su estado de ánimo pues uno, después de tantos años de docencia, ha pasado ya por algún que otro calvario, por los áridos desiertos de la decepción y la incomprensión.
Sin embargo me preocupa que la amplia difusión que ha tenido esta diatriba,este grito de indignación, se convierta una vez más en bandera de confrontación, de llamada al combate ( eso significa la palabra arenga), y todo ello partiendo de un planteamiento que no por sincero y comprensible tiene que ser totalmente acertado.
Hay un párrafo clave en dicha disertación que dice :" A mi me pagan por enseñar no por aguantar" Incluso en su último párrafo termina diciendo " A mí me gusta enseñar y trasmitir".
Aquí, es donde yo quisiera que reflexionáramos, al menos los que nos dedicamos y vivimos de esta profesión.
Me pagan para enseñar, no para aguantar...
Pero cuando una maestra recibe a un niño por la mañana con una tremenda rabieta porque no quiere separarse de su madre y le tira los juguetes al suelo o a la cara...¿Le pagan por enseñar o por aguantar?
Cuando un niño se duerme en clase porque tiene sueño o no ha desayunado?..A ese maestro ¿le pagan por enseñar o por aguantar?
Cuándo tenemos que separar a dos "pandilleros" de ocho años que se lían a puñetazos por un gol que no ha sido y aún nos llevamos una patada en la espinilla , ¿Nos pagan por enseñar o por aguantar?
Creo que nadie pondrá en duda que un profesor tiene que tratar de consolar a un niño enrabietado de cuatro años, que tiene que hacer cualquier cosa para que un niño no pase hambre o sueño o que no rompa la nariz a otro..Entonces ¿Nos pagan por enseñar o por aguantar?
Corre también por la red una frase afortunada que dice algo así como " A la escuela se viene a aprender, la educación se trae de casa".
No dudo que la intención con que se dice sea buena y plausible.Efectivamente los modales se deben aprender en la familia. Pero si la pensamos bien es un profundo error.
Casi nadie viene a la escuela educado. Por suerte o por desgracia, no estoy muy seguro. Es más, la escuela es la única posibilidad que algunos niños y jóvenes van a tener de encontrarse con ella. Con la educación.
Es verdad que las escuelas, los institutos no pueden hacer milagros. Que no pueden suplir a los padres, pero puede que sean el último reducto donde estos chicos encuentren una referencia de los que es ser justo, ser comprensivo y no complaciente, ser tan estricto como afectuoso, ser tan enérgico como flexible.
El adolescente en su instituto no lloriquea, no tiene rabietas sino que interrumpe, molesta, provoca..Pero suele hacerlo por la misma razón que su hermano pequeño de la escuela infantil: porque reclama atención, se siente desorientado, en guerra total y busca en el aula lo que nadie le da en casa o en el barrio. Alguien dijo que todos queremos ser admirados, y si no temidos, y si no odiados, pero nunca ignorados.
Eso es lo que hacen los alumnos de esa profesora andaluza, a la que mando un abrazo, porque sé la gran desolación que debe sentir cuando dice que al entrar en clase es "como si entrara el aire por la ventana".
¡Qué dura es esta profesión , a veces, muchas veces!Por eso necesita estar permanentemente en revisión, en crisis, replanteándose las certezas,recogiendo esos retos que nos hacen tirar la toalla.
Yo le diría a esta compañera que hiciera como hace la profesora de Infantil cuando para la clase y les explica a todos que este niño llora por algún motivo y que eso nos importa a todos.
Parar la clase. Paremos , si es preciso, el teorema de Pitágoras,las subordinadas de relativo,las rocas metamórficas, porque, en definitiva nos pagan para...educar y sí, eso requiere aguantar, sin renunciar nunca a nuestra dignidad, requiere comprender lo incomprensible. Apartar el programa en un rincón de la mesa,por un momento, para hablar, para escuchar, para enfrentar problemas que no se resuelven con la ecuación de segundo grado, es más que a veces no se resuelven, pero que si no lo intentamos nosotros, es muy probable que nadie lo haga.
Ser profesor viejo no tiene muchas ventajas.Bueno, quizá una: entras en la "ley de la relatividad".
Aprendes que, como decían en aquella película "Amanece que no es poco", todos somos contingentes.
Que aquel tema que queríamos impartir tan bonito, que es tan importante y a nosotros nos gusta tanto, a nuestro alumnos les importa un carajo. Es así,es la ley de la relatividad.
Que ese padre que pasa de sus hijos más que de comer hierba te exige a ti que hagas lo que él no ha hecho en su vida. Sí, la ley de la relatividad. Que no tenemos para comer pero tenemos un ipad... la ley de la relatividad...
Pero en esa ley (que Einstein me perdone) el espacio y el tiempo juegan a nuestro favor. Al final a todos nos pone en nuestro sitio.Sí, amiga,nuestros alumnos no tendrán el más mínimo recuerdo de las "Coplas a la muerte de su padre" que a ti y a mi nos emocionan, pero no olvidarán nunca el día que paraste la clase para explicar que aquel alumno que fue expulsado por dar una patada a la papelera e insultar al profesor, como Jorge Manrique lloraba la muerte de su padre.
sábado, 21 de enero de 2017
LOS PROFES DE LA E.G.B.
Se van.
Recogen sus cosas de la clase en una cartera,apagan la luz y se van.
Llegaron en los ochenta. Con sus gafas de pasta,su barba, sus pantalones de pana, sus faldas demasiado largas o demasiado cortas.
Llegaron a centenares, llenando colegios hechos a toda prisa a los que pusieron nombre de poetas o de viejos pedagogos proscritos.
Sabían poco o muy poco pero llegaron con una inmensa sed de aprender a enseñar.
Pintaron los muros grises de las escuelas con dibujos infantiles.
Querían cambiar el mundo con papel continuo,unos pinceles y unos botes de témpera.
Aprendieron en las escuela de verano a bailar, a tocar el pandero,a hacer pasta de papel o a conocer el nombre de los árboles y de los pájaros.
Se contagiaban unos a otros su ignorancia y la urgencia de cambiar una España aún demasiado sucia, demasiado triste.
Se quitaron el don para tutearse con la gente. Ahora los maestros eran solo Jesús, Joaquín,Paloma, Javier ,Nieves,Isidoro o Fernando.
Llenaron las bibliotecas de libros y de algún lector. La literatura infantil y juvenil se puso de moda y empezó a ser algo más que Julio Verne o Salgari.
Aquellos profes volvieron a sacar a los chicos al campo, a ver las montañas, los ríos, más allá de los Atlas.
También a las calles de los barrios rescatando los carnavales, con ropas viejas y cabezudos de cartón.
Con sus propios errores y con los ajenos fueron perdiendo por el camino sus utopías. No todas.Quizá la mayoría.
Soportaron el capricho y la estupidez de los políticos y legisladores.Protestaron a veces. Poco, no lo suficiente. No les escucharon nunca.
De progres e ilustrados pasaron a ser analfabetos digitales. Pero todo se aprende si se quiere. Mal, pero se aprende.
Y -como dice la canción- el tiempo pasa y nos vamos haciendo viejos. Menos para los alumnos. Ellos los siguen viendo como siempre, aunque tenga la misma edad que sus abuelos.
Cada año en el colegio se jubila uno o dos y deja la escuela en esos días azules, con ese sol de la infancia.
Sus primeros alumnos tienen ya cuarenta años o casi. Son los famosos millennials .Algunos son parados o médicos, enfermeros, abogadas, taxistas incluso algún profesor. Son el resultado de años de trabajo sin ver nunca el fin ni el principio.
No todo fue inútil. Los hay generosos, con talento y un punto de rebeldía.Viven en España y algunos-demasiados- también en el extranjero.
Puede que paseen más por internet que por la calle.Tal vez alguno dejó colgado los estudios y el futuro y se mire las manos vacías. Eso, amigo, no se aprende en la escuela, por desgracia.
Pero sobrevivieron a la EGB, al viaje de fin de curso a Mallorca, a los amores y desamores, a la desilusión y ahora a la crisis económica.
La mayoría rechazan la idea de que nada cambiará. Lo aprendieron coloreando con plastidecor y rotuladores Carioca ,oyendo las viejas canciones que hablaban de que los piratas pueden ser honrados y los príncipes, malos.Que a los lobitos buenos les maltraban los corderos, y por eso, ellos no quieren ser ni corderos ni borregos.
Se van los profes de la EGB con el pelo gris o sin pelo. Pero se van contentos. Hicieron lo que pudieron. Más o menos. Así que se sienten pagados cuando les reconoce por la calle la sonrisa tímida de una exalumna o reciben el abrazo de un muchachote con entradas que quizá se llame Sergio ¿o era Iván?
Entonces , nuestro corazón se alegra. Luego recogemos nuestras cosas y decimos, diremos adiós.
Felipe Gutiérrez. Profesor de EGB.
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