jueves, 27 de septiembre de 2018

GUADALAJARA

 En su viaje a la Alcarria, C.J. Cela dice que es aquel un lugar donde la gente no va porque no le da la gana. A mí sí me ha dado  la gana de  ir hasta su capital, tomando un tren de cercanías y sin otra motivación que ocupar la mañana en algo.
El tren pasa a espaldas de las ciudad y  según se llega se ven desde la ventanilla patios traseros, ropa tendida, naves industriales, solares comidos de hierbas y maquinaria abandonada. Ello recuerda la fea parte posterior de un decorado que más tarde visitaremos. 
En algo así como una hora se llega a la Estación de Guadalajara desde Madrid. Allí, ya encontramos jubilados desocupados y mirones, de esos que nunca faltan en las estaciones ferroviarias.
A la salida encontramos el Paseo de la Estación, una carretera recta salteada de plátanos de sombra que le dan al lugar un aire de pueblo manchego con su carretera general y todo.
 Un cierto aire de años pasados en blanco y negro hallamos en una confitería donde se venden bizcochos borrachos o en una pensión de viajeros estables.
Llegando al puente vemos la fronda que cubre al río Henares y  que baja formando barrancos rojizos a modo de muralla. El puente por el que cruzo acompañando a una legión de estudiantes quiere tener un aire futurista pero se queda en una apariencia de parque de atracciones. 



Los estudiantes se quedan en la escuela de Magisterio y yo me quedo haciendo una foto a la iglesia de los Remedios. Al frente la gran explanada donde navega la nave del Palacio del Infantado, la joya de la corona.  Ya hemos llegado al imperio de los Mendoza, militares ,cardenales, gente muy principal que fueron los amos de esta Guadalajara soleada. Alguno ,como yo, pensará que cómo les daría a estos nobles personajes por levantar tanto palacio para tan poca ciudad.
 Como el palacio está cerrado por obras me conformo con rodear sus arcadas renacentistas y ver los jardines anejos que exhalan un agradable olor a boj.


Al centro se llega pronto por una cuesta no muy empinada que se llama calle de Miguel Fluiters y más tarde calle Mayor.
Por aquí encuentro una placa que recuerda un capítulo del mencionado "Viaje a la Alcarria" cuando por aquí pasó el insigne académico, don Camilo antes de ponerse tan gordo.


En frente hay una cuchillería donde además de  venderse cuchillos y navajas se hacen copias de llaves y quien sabe cuantas cosas más. Un poco más allá "·La casa de las Cortinas", en tiempos próspero comercio que surtiría de telas y persianas  a estos pueblos alcarreños donde  la solanera suele ser  de armas tomar. También encontrará el turista tiendas de fotografía, aparatos para sordos, mercerías que anuncian bragas de gran tamaño  y algún bar con muebles claros donde tomarse uno un café, pues mira que bien.



Enseguida, la Plaza Mayor con un ayuntamiento al que quizá le sobre algo de solemnidad.También  la central de Teléfonos y un cedro señorial. Allí comienza la Calle Mayor que termina en una plaza que si no entendí más se llama del Jardincillo.
Gustan mucho las columnas que forman un breve pórtico frente al ayuntamiento y que no pueden faltar en una plaza castellana que se precie.



Allí tuve la ocasión de cruzarme con dos monjas de hábito pardo y toca blanca a las que no les faltaban las inevitables gafas de monja y que parecían formar parte de la figuración.
Y es que en cuando uno se sale de esta calle y de estas plazas, se sale uno de la película., pues a la espalda sólo encuentra horrendo edificios de los años setenta, una vuelta a la arquitectura del telón de acero, escaleras mordidas por el tiempo y la incuria y alguna meada de perro.
Pero la mañana es grata y doblando una esquina se encuentra uno con la iglesia de Santiago edificada en el siglo XIV en ladrillo mudéjar y con acceso libre,¡Dios sea loado! Su interior, sencillo pero armonioso, me permite unos minutos si no de recogimiento al menos de descanso.
Casi enfrente se encuentra el Palacio de los Mendoza que hoy es un instituto de Secundaria. Desde el patio , a través de los ventanales, podíase oír la voz paciente de una profesora y algunas voces desordenadas de adolescentes. No queriendo molestar salí sin ser notado.



Quedaban por ver alguna iglesia y otros lugares principales, pero no se trataba de agotar hoy todo el itinerario, pues es esta ciudad cercana y de fácil acceso y tiempo habrá de volver otro día.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Mad About Hollywood


Tyrone Power espera un tranvía en una calle madrileña. A su lado, formando cola ,unas mujerucas y un viejo observan al apuesto y maduro galán de barba recortada. Él fuma un cigarrillo con la naturalidad que le da el oficio. Está en Madrid ,año 1953, rodando "Salomón y la Reina de Saba".
No sabe que dentro de unos días morirá fulminado por un ataque de corazón.

En la exposición MAD about Hollywood que la Comunidad de Madrid ha organizado en la Calle Ramírez del Prado, pueden verse más de cien fotografías de la época , obra de fotógrafos como Santos Yubero o Vicente Ibáñez. Son instantáneas de tono amable que retratan al "Star System" hollywoodiense de los años cincuenta en nuestra ciudad.
Al lado de tanta belleza y elegancia los figurantes que pasan por la calle o esperan en el aeropuerto parecen aún más pobres, mas insignificantes.

Audrey Hepburn curiosea el escaparate de Mantequerías Leonesas. Le llama la atención los turrones, los embutidos, el olor potente del bacalao y las sardinas arenques. Lleva un pañuelo en la cabeza tal vez para pasar más desapercibida. Pero la belleza radiante de la Hepburn resalta entre el Madrid de  las legumbres a granel y las morcillas.

En otra imagen Charlton Heston sonríe , vestido del Cid Campeador a un guardia civil con bigote que parece estar a punto de pedirle la documentación a don Rodrigo Díaz de Vivar.



Luego, en otra instantánea, montado en su Babieca le da la mano a un joven admirador con cara de pardillo, un tal Juan Carlos de Borbón.
LLegaban en avión a un aeropuerto formado por cuatro casas en medio de un descampado junto al río Jarama.




En la Exposición todos sonríen con profesionalidad, parecen relajados y encantados de llegar a este país del que apenas saben nada. Gary Cooper parece sorprendido por un grupo de admiradoras a su llegada a España. Ahora ya no doblan las campanas y él ya no es el guerrillero de las brigadas internacionales sino un respetable y adorable actor que ha superado las purgas del macartismo.
"¡Adoro este país!" dice Ava Gadner, la estrella más bella e infeliz de un Hollywood lleno de estrellas bellas e infelices.
Se la ve encantada en un bautizo gitano, el del hijo de Lola Flores y el Pescailla, el bautizo de Antonio Flores. La madre baila y el padre toca la guitarra, corre el vino y suenan las palmas, todos parecen alegres, demasiado alegres.
Ava vivió trece años en Madrid a donde venía a buscarla una y otra vez su marido Frank Sinatra. Días y noches de vino y rosas, de gritos y susurros en el Castellana Hilton.



Villa Rosa en la Plaza Santa Ana, Chicote en la Gran Vía, el Corral de la Morería junto al Viaducto, Oliver, Nikka's...Llegan y se van en taxi, discretamente. Mi padre llevó a muchos de ellos a las altas horas de la madrugada.Nos lo contaba con orgullo. Tener tan cerca a aquellas estrellas de la gran pantalla, aquellos rostros pintados en los grandes cartelones de la Gran Vía...
Grandes estrellas llenas de whisky y aburrimiento.
Ellas: Rita, Ava, Gloria, Elisabeth... frencuentemente acompañadas por toreros como Dominguín, como Mario Cabré. Hombres jóvenes, temerarios, con aire de campesinos enfundados en trajes caros y abrumados por la belleza de ellas ¿De qué hablarían?




Luego estaban los empresarios pegados a un puro, las marquesas despendoladas, los politiquillos del régimen con su bigotillo  fascistoide. Una corte de periodistas pelotilleros farfullando en un inglés que desconocen.
Tras el flash del fotógrafo, en la penumbra, la España de alpargata, la vendedora de lotería, el guardia municipal de botas sucias, el adoquinado infame de las calles donde no entra nunca  el sol.
Franco consiguió que el presidente Ike  le reconociera su  régimen  tan católico  como anticomunista y así se creó esta especie de puente aéreo, donde las estrellas de Bronson podían pasar los días de su rodaje al sur de ninguna parte: Toledo, Granada, gitanos, vino, flamenco y muchos zenquius.

Sobre todo disfrutar de  la noche de Madrid que es muy tranquila pues solo hay serenos, panaderos y señoritos calaveras que dan propinas a los porteros y pellizcan a las vedettes.
Sí, así es como nos lo contaba nuestro padre cuando iba de un tablado a una sala de fiestas de una juerga flamenca a un hotel de la Castellana, con su gorra y su cansancio.
Todo pasaba muy deprisa, como un resplandor efímero, un set de cartón piedra, el reflejo falso de Hollywood en Madrid.
Exposición Edificio El Águila. Ramírez del Prado

http://www.comunidad.madrid/actividades/2018/exposicion-mad-about-hollywood

martes, 11 de septiembre de 2018

Fauna y flora imposibles. Sapo cancionero ( Bufo cantoris) (3)


Tras fracasar en concursos televisivos el sapo de voz de barítono solo canta ya en su triste charca de aguas verdinosas.
Canta la desgracia de ser feo y sentimental.
Se oculta entre los cañaverales para que nadie pueda ver su verrugosa piel y sus ojos saltones.
En otro tiempo fue príncipe entre los batracios,solista de nocturnos musicales con un coro de mil ranas croando junto a él.
Pero vejez y fealdad son mala cosa y ambas suelen  ir juntas.
Pero esta noche parece que los grillos tocan el violín y se oye el fagot de un búho. Entonces el Sapo cancionero luce su viejo repertorio de romanzas italianas.
Tras la última nota caerá un telón de lluvia y aplaudirán las piedras y los cañizos.



martes, 4 de septiembre de 2018

Álamo cobarde o Temblón. Fauna y flora estrafalaria (2)

Álamo Cobarde o Temblón ( populus timoratus)






 Este chopo o álamo que crece junto a la orilla del cualquier idea o triste pensamiento, recibe su nombre del temblor que recorre su copa y hasta mueve sus hojas al menor soplo de aire premonitorio o contratiempo.
Teme al invierno y a la soledad, al abandono y al hastío. Teme a los largos meses de escarcha y  a  la nostalgia del sol y de los pájaros.
El álamo temblón tiene miedo de las noches sin luna y de las promesas incumplidas.
En su blanca corteza dicen que escriben su nombre los suicidas y  dibujan corazones los enamorados fugitivos.
Cuando llega el invierno queda desnudo en medio del páramo y apenas proyecta la débil sombra de la mala suerte.

sábado, 1 de septiembre de 2018

Micropótamos y Nanofantes. Fauna y flora estrafalaria (1)

Micropótamos y Nanofantes. (Hippopotamus parvulo, Elephans minimus)
Con la misma apariencia que sus gigantescos congéneres estos paquidermos de tamaño microscópico y por tanto no visibles a simple vista, habitan en los conductos del agua, tuberías y cañerías de las viviendas
Gustan de las aguas tibias y jabonosas donde se solazan. Es entonces cuando emiten esos cantos característicos, barritando en las oquedades húmedas de lavabos y bañeras.
No obstante nadie cae en la cuenta de su existencia pues se  confunde su llamada con los ruidos naturales que el aire produce al pasar por estos conductos.
Conviven las dos especies formando clanes numerosos en las aguas pantanosas de arquetas y tarjeas.
Muy rara vez salen a la superficie si no es en la soledad de las casas deshabitadas. Entonces recorren las estancias vacías y disfrutan de la luz que entra por los ventanales, y ello no por mucho tiempo debido a la extremada sensibilidad de su piel.
Para su bien son ignorados por la ciencia  hasta el momento y , como otros seres fabulosos, huyen de la fama prefiriendo llevar una existencia apacible y placentera.