viernes, 16 de febrero de 2018

VIEJAS PALABRAS




Hablemos hoy de tres palabras viejunas: Cortesía, urbanidad y cordialidad.
¿Poco interesante de entrada ,no?
Parecen las tres sacadas del viejo manual de educación para jóvenes de acción católica.
Pero me voy a tratar de explicar.

Empecemos por la cortesía.
Cortesía viene de cortés. El diccionario lo define como adjetivo en honor del conquistador Cortés.Mal empezamos. Bueno, dejémoslo en que cortés es sinónimo de amable, educado ( cosa que no fue en absoluto el famoso conquistador).
Pero si el dicho asegura que lo cortés no quita lo valiente. La cortesía no quita la valentía.
Cortesía es, pongamos algún ejemplo, llegar al vagón del metro cansado como un perro y no disputarle el asiento a otra persona más joven o más vieja, que también llega cansado y quizás más triste.
Cortesía es entrar a un edificio y sujetarle la puerta a quien viene detrás de nosotros. O si nos la sujetan a nosotros, dar las gracias. O si nos dan las gracias, decir de nada.

Urbanidad.
Urbanidad viene de urbe, de ciudad. Saber vivir en una ciudad, no como un bulto sino como una persona.
Urbanidad es no barrer tu portal y echar la mierda a la calle.
Urbanidad, hablando de mierda, es no dejar la de tu perro en la calle aunque no te vea nadie o aunque sea un solar , y total qué más da.
Urbanidad es considerar que la ciudad no es de nadie y por lo tanto es de todos, es decir también tuya.
Urbanidad es no solo no tirar la cáscara de un plátano al suelo sino recoger una que tú no tiraste en previsión de que alguien se rompa la crisma.

Cordialidad

Viene de cor, corazón. De donde sale la empatía, el afecto.
Cordialidad es entrar a un lugar público no como lo hiciera un burro, sino dando los buenos días.
Cordialidad es dar las gracias al camarero aunque vayas a pagar la consumición.
Cordialidad es sonreír aunque uno no tenga ni putas ganas de hacerlo. Porque los demás no tienen culpa de esas mierdas que nos rondan la cabeza últimamente.
Cordialidad es ser simpático con quien no estamos obligados a serlo.

Bueno, ¿A qué no están tan pasadas de moda?
Soy consciente de que poniendo en práctica estas palabras no vamos a cambiar el mundo. Pero estoy casi seguro que nos estaríamos acercando a hacerlo más agradable de vivir.
Bueno, pues venga, hombre, animémosnos y pongamos un poco más de cortesía, de urbanidad y de cordialidad a este mundo cada vez más hosco, más hostil , más incivilizado.



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