miércoles, 12 de septiembre de 2018

Mad About Hollywood


Tyrone Power espera un tranvía en una calle madrileña. A su lado, formando cola ,unas mujerucas y un viejo observan al apuesto y maduro galán de barba recortada. Él fuma un cigarrillo con la naturalidad que le da el oficio. Está en Madrid ,año 1953, rodando "Salomón y la Reina de Saba".
No sabe que dentro de unos días morirá fulminado por un ataque de corazón.

En la exposición MAD about Hollywood que la Comunidad de Madrid ha organizado en la Calle Ramírez del Prado, pueden verse más de cien fotografías de la época , obra de fotógrafos como Santos Yubero o Vicente Ibáñez. Son instantáneas de tono amable que retratan al "Star System" hollywoodiense de los años cincuenta en nuestra ciudad.
Al lado de tanta belleza y elegancia los figurantes que pasan por la calle o esperan en el aeropuerto parecen aún más pobres, mas insignificantes.

Audrey Hepburn curiosea el escaparate de Mantequerías Leonesas. Le llama la atención los turrones, los embutidos, el olor potente del bacalao y las sardinas arenques. Lleva un pañuelo en la cabeza tal vez para pasar más desapercibida. Pero la belleza radiante de la Hepburn resalta entre el Madrid de  las legumbres a granel y las morcillas.

En otra imagen Charlton Heston sonríe , vestido del Cid Campeador a un guardia civil con bigote que parece estar a punto de pedirle la documentación a don Rodrigo Díaz de Vivar.



Luego, en otra instantánea, montado en su Babieca le da la mano a un joven admirador con cara de pardillo, un tal Juan Carlos de Borbón.
LLegaban en avión a un aeropuerto formado por cuatro casas en medio de un descampado junto al río Jarama.




En la Exposición todos sonríen con profesionalidad, parecen relajados y encantados de llegar a este país del que apenas saben nada. Gary Cooper parece sorprendido por un grupo de admiradoras a su llegada a España. Ahora ya no doblan las campanas y él ya no es el guerrillero de las brigadas internacionales sino un respetable y adorable actor que ha superado las purgas del macartismo.
"¡Adoro este país!" dice Ava Gadner, la estrella más bella e infeliz de un Hollywood lleno de estrellas bellas e infelices.
Se la ve encantada en un bautizo gitano, el del hijo de Lola Flores y el Pescailla, el bautizo de Antonio Flores. La madre baila y el padre toca la guitarra, corre el vino y suenan las palmas, todos parecen alegres, demasiado alegres.
Ava vivió trece años en Madrid a donde venía a buscarla una y otra vez su marido Frank Sinatra. Días y noches de vino y rosas, de gritos y susurros en el Castellana Hilton.



Villa Rosa en la Plaza Santa Ana, Chicote en la Gran Vía, el Corral de la Morería junto al Viaducto, Oliver, Nikka's...Llegan y se van en taxi, discretamente. Mi padre llevó a muchos de ellos a las altas horas de la madrugada.Nos lo contaba con orgullo. Tener tan cerca a aquellas estrellas de la gran pantalla, aquellos rostros pintados en los grandes cartelones de la Gran Vía...
Grandes estrellas llenas de whisky y aburrimiento.
Ellas: Rita, Ava, Gloria, Elisabeth... frencuentemente acompañadas por toreros como Dominguín, como Mario Cabré. Hombres jóvenes, temerarios, con aire de campesinos enfundados en trajes caros y abrumados por la belleza de ellas ¿De qué hablarían?




Luego estaban los empresarios pegados a un puro, las marquesas despendoladas, los politiquillos del régimen con su bigotillo  fascistoide. Una corte de periodistas pelotilleros farfullando en un inglés que desconocen.
Tras el flash del fotógrafo, en la penumbra, la España de alpargata, la vendedora de lotería, el guardia municipal de botas sucias, el adoquinado infame de las calles donde no entra nunca  el sol.
Franco consiguió que el presidente Ike  le reconociera su  régimen  tan católico  como anticomunista y así se creó esta especie de puente aéreo, donde las estrellas de Bronson podían pasar los días de su rodaje al sur de ninguna parte: Toledo, Granada, gitanos, vino, flamenco y muchos zenquius.

Sobre todo disfrutar de  la noche de Madrid que es muy tranquila pues solo hay serenos, panaderos y señoritos calaveras que dan propinas a los porteros y pellizcan a las vedettes.
Sí, así es como nos lo contaba nuestro padre cuando iba de un tablado a una sala de fiestas de una juerga flamenca a un hotel de la Castellana, con su gorra y su cansancio.
Todo pasaba muy deprisa, como un resplandor efímero, un set de cartón piedra, el reflejo falso de Hollywood en Madrid.
Exposición Edificio El Águila. Ramírez del Prado

http://www.comunidad.madrid/actividades/2018/exposicion-mad-about-hollywood

1 comentario:

Unknown dijo...

Me encanta ! Inconmesurable como siempre !