Son cuarenta años para poner en pie edificios, aulas, maestros, comedores escolares...
Donde no había nada más que niños por las calles o trabajando y pasando necesidades, comienza a transformarse en una red de escuelas que tendrá su momento álgido con el advenimiento de la II República.
Y todo eso, en unos meses vino el diablo de la guerra, de la barbarie y se llevó todo.
En el año 1935 se habían puesto en pie más escuelas que en los últimos cien años. Bellos edificos donde la República quiere dejar su impronta. En el centro de la ciudad y en los arrabales de Usera, Vallecas, Carabanchel...
En la exposición se pueden escuchar testimonios de maestros y maestras que vivieron con pasión una renovada pedagogía que ambicionaba transformar la sociedad. Y esos mismos maestros y maestras sufrieron el desgarro de una guerra que acaba con todo lo creado a golpe de bombas y más tarde de represión ciega.
Acaba la guerra y los colegios Giner de los Ríos, Antonio Machado o Jaime Vera, pasan a llamarse Santa María de esto o Nuestra Señor de lo otro. Los niños vuelven a separarse de las niñas y en las clases se cuelgan los retratos de Franco y José Antonio a uno y otro lado del crucifijo.
Miles de maestros son depurados o fusilados directamente. Ese fue el caso de Sidonio Pintado,inspector de enseñanza y amable maestro esperantista, que dirigió la Escuela de niños Sordos y que le pilló la sublevación fascista de excursión en la sierra de Guadarrama. Acabaría los últimos días de la guerra en Cataluña donde fue arrestado, fusilado y arrojado a una fosa común.
Continuamos la visita mirando los primorosos cuadernos escolares escritos con tinta y bella caligrafía, donde se habla de viajes en tren, de correspondencia escolar "queridísima amiga ,me alegra el corazón recibir tu carta"
Dibujos infantiles con aviones que sobrevuelan los cielos de Madrid arrojando bombas.
Pero aún en 1938, cuando ya no hay dinero para casi nada, la República construye ocho colegios más, alquila casas particulares para abrir guarderías, escuelas, residencias infantiles. Educar la pueblo, libros, cuadernos, lápices contra la ignorancia.
Todo inútil. Llegó el diablo y se lo llevó todo.
Vinieron las purgas, la cárcel como le paso a Justa Freire.Una maestra de enseñanza primaria que aún en la cárcel sigue enseñando a las presas y a sus hijos. Cuando sale de la prisión pelea porque se la reconozca su título y sus dos oposiciones aprobadas. Es tan buena profesora que el British Council la contrata para su colegio de élite. Pero ella quiere trabajar en la escuela pública y ya con casi sesenta años, lo consigue aunque nunca la dejarán dar clase en Madrid.
Id a ver la exposición, está abierta hasta septiembre. Allí encontraréis las palabras de Elena Fortuny, autora de "Celia".
" Sentados en el mismo pupitre están los hijos del abogado y los del barrendero...y entre ellos están sus hermanas porque solo la coeducación puede dar a la mujer la dignidad de compañera del hombre".
Sueños de igualdad, de libertad, de fraternidad, de una escuela alegre, la escuela que tuvo unos maestros que estaban convencidos de que no hay educación sin cariño.
Id a verla y ojalá que no venga otra vez el diablo a llevárselo.
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