miércoles, 6 de febrero de 2019

LOS BAÑOS DE ALI BEY










Más adelante cuenta Ali Bey, el viajero, que esa ciudad de Fez, en tierras de la morería, tiene numerosos baños públicos que disponen de varias estancias con pilas de agua tanto caldeada como tibia e incluso fresca.
Que los cuartos son abovedados y sin ventanas de manera que entra la luz por unas rendijas como cuchillos que dan al lugar un aire de misterio oriental.
Su uso se reserva por la mañana a los hombres dejando la tarde para las mujeres.

Usando de su influencia además de su bolsa, nos refiere Ali Bey que pudo entrar durante la noche acompañado de uno de sus criados.
Unos fanales iluminaban tenuemente los cubículos y en el silencio de la noche oíase el goteo incesante de las cisternas y los ecos de sus propias pisadas.
Junta a cada pileta encontró nuestro hombre varios baldes con agua escondidos en la penumbra.
Y dice Ali Bey que cuando se disponía a usar de ellos, su criado se lo impidió mirándole con ojos espantados.
-¡No los toque, mi señor, por nada del mundo. Ese agua no es para vos!
-¿Para quién si no ha de ser?
-¡Para los de abajo!-Respondió el criado bajando la voz y la mirada.
No era Ali Bey hombre dado a supersticiones. Como hombre de ciencia, prefería el conocimiento que venía de la Encyclopédie Française, antes que los cuentos de fantasmas.
Tomó todos aquellos temores de su buen criado como producto de la ignorancia.
Cruzaron por los altos techos fugaces sombras de murciélagos y Ali Bey se dispuso a descansar entre los vapores de las aguas sulfurosas. Un sopor y una sensación de gran bienestar le invadieron y dejó flotar su cansado cuerpo y aún su alma.
De este modo lo cuenta y créalo quien quiera, de sus propias palabras:
"...Y del ángulo oscuro de la sala, sin puertas ni ventanas que lo explicaran, aparecieron entonces, varias siluetas humanas que vestían túnicas blancas. Despojándose de ellas comenzaron a rociarse el cuerpo con el agua de los baldes que mi criado no me había dejado tocar. No sentí por ello ningún temor ni estremecimiento pues su porte era noble y sereno. Hablaban entre sí en un idioma que al pronto no entendí pero que más tarde me pareció latín clásico de los tiempos del Imperio. Obraban estos personajes como si no estuviéramos allí ni yo ni mi criado y pasado algún tiempo que medir no pude, secáronse y vistiéronse sus ropajes a modo de togas, y del mismo modo que llegaron se disolvieron en las tinieblas de la noche..."





Si lo que cuenta Ali Bey fue o no un sueño que confundió con la realidad  ,sólo él o Alá que todo lo ve pueden aclararlo.
Lo cierto es que consultando en la vieja biblioteca hebrea de Fez, nuestro viajero pudo confirmar que aquellos baños fueron construidos sobre los cimientos de las antiguas termas  que muchos siglos atrás construyeran los romanos.

1 comentario:

Unknown dijo...

En una ocasión, en Bujara pude entrar en unos baños, que salvo por unas palanganas de plásticos, no habían cambiado desde la edad medio. Los pasillos de ladrillo, las cúpulas con los escasos puntos por donde se colaban los finos rayos de luz, las hornacinas en las paredes para sentarse al calor, el vapor que creaba una atmósfera irreal, el calor... Pude oír a griegos, a romanos, mongoles, mogoles... incluso pude oír a mi corazón. Es increíble los que se aprende viajando en el tiempo.