“El Río
largo y negro”
Es
mediodía. El sol araña los barrancos ,afila los yesos que brillan como si fueran
de estaño. Un vuelo corto, en diagonal,
rompe el silencio de los campos agotados con un breve chasquido de maleza seca.
Es “Día
y noche”,la urraca, que desde la sombra lanza al aire su voz de carraca. La
llaman así, porque en su plumaje blanco y negro están los dos colores: el de la luz y el de la oscuridad, el de la
vida y el de la muerte.
Día y Noche es el único ser vivo
que puede ser visto en estas campiñas ,pero no vive sola. Detrás de cada
cárcava, bajo cada piedra, hay una respiración ,unos minúsculos ojos que
observan el mundo.
Día y Noche no teme a ningún
enemigo. Su vuelo fugaz pero rápido y su graznido hiriente mantiene lejos de
ella cualquier peligro.
La
urraca no tiene amigos. La odian todos o cuando menos la desprecian. Quizá su
canto molesto, su fama de ladrona o cierto asco que provoca su forma de
alimentarse.
Pero
nada de eso le preocupa. La soledad no es mala compañera cuando se tiene el
buche lleno. Por eso no cesa de pregonar desde lo alto de una rama, o desde un
risco, sus viejas patrañas, sus cuentos pasados de moda que los demás animales
oyen sin prestar atención. Pero hoy anuncia un nuevo reclamo, una historia distinta. Seguramente
otra mentira .Pero, ¿Quién puede
rechazar una mentira si está bien contada y la noche es larga y aburrida?
-¡Venid
y escuchad! No os costará un céntimo.¡ Conoced la maravilla que deslumbrará
vuestros ojos y fascinará vuestros sentidos!.
Lo
que hasta el momento parece una rama de
un arbusto se trasforma en una culebra que se desliza con sigilo hacia Día y
Noche
-Siempre
estás gritando. ¿ Te propones impedir que la
gente duerma su siesta?¿ Qué chisme
traes hoy, vieja ccharlatana?
-¿Eres
tú, Sombra entre las Piedras?
¡Ven, acércate! Tengo algo muy interesante para ti, sabia serpiente.
-Antes
me arrimaría yo a un árbol ardiendo, pájara mentirosa. Habla. Desde aquí te
oigo perfectamente.
-
Ayer
volé más allá de la barranca hacia
aquellos árboles altos.
-
¿Y
cruzaste la valla de piedras?
-
Sí,
había oído contar a las viejas urracas que más allá de la valla de piedras
había muchas cosas interesantes.
-
Más
allá de la valla de piedras está el peligro.
-
¡Más
allá de la valla están las cosas del mundo!
-
¿Y
para qué ir tan lejos? Aquí tengo mi casa y mi alimento. Estoy segura y no me falta nada.
-
-¿Has
oído hablar del Río largo y negro?
-
No.
¿Qué es?
-
El
río más largo que jamás has podido ver.
-
Yo
tengo bastante con el arroyo de los juncos. Ahí calmo mi sed y cazo sabrosas ranas y gusarapos.
-
Pero
este río no es como los demás.
-
¿No?
¿Y qué tiene de particular?
-
Es
cálido y agradable.
La serpiente queda en silencio. Ella siempre tiene frío.
Por eso le gusta tanto este tiempo. El tiempo de los grillos y de las noches
estrelladas. Cuando el calor arranca el aroma dulce de los pinos, se está tan a
gusto sobre una piedra, al sol...
-
De
todas formas, en este tiempo, los ríos
traen el agua más templada, cuando la traen, claro...
-
Sí,
¿pero tú has visto alguno que esté también caliente durante la noche?
-
¿Caliente
durante la noche?
Las noches, aquí en los páramos son agradables;
pero no las madrugadas. Para los animales de sangre fría como ella, las
madrugadas siempre son un suplicio. Esa luz heladora de los amaneceres le hace
tiritar,cuando, enroscada, está a merced del rocío.
-¿Y como es posible que haya un río que no se
enfríe durante la noche y la mañana?
-Porque este no es un río como los demás. Su lecho es de color oscuro y suave. No tiene
piedras, ni arena. Todo él es liso y silencioso. Cuando llega la noche se
nota su aroma cálido y acogedor desde la orilla. Podrás deslizarte sobre su
superficie sin ningún esfuerzo, tu piel se calentará y tu corazón se alegrará
al sentir la sangre correr por tus venas.
Sombra entre las piedras, la
culebra cobarde
se hace una rosca y cierra sus ojos de placer.
-¡Quiero conocer ese sitio!
-¡Sígueme...!
-
Pero
no ahora. Debo volver antes a mi casa.
-
No.
Eso no es posible. Nadie más debe conocer el secreto. Si quieres conocerlo, ven
ahora, si no….
Sombra entre las piedras siguió los vuelos
cortos de Día y Noche hacia la valla de piedra. El silencio era
absoluto. Desde lo alto del pedregal la culebra pudo ver una fila larga de
árboles que parecían seguir el curso de un río.
-¡El río largo y negro!
-¡Silencio, pueden oírte!
Y la culebra continuó hacia allí, zigzagueando
entre los tomillos. Nadie la volvería a ver jamás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario