martes, 4 de junio de 2019

EL RÍO LARGO Y NEGRO (1)


“El Río largo y negro”




Es mediodía. El sol araña los barrancos ,afila los yesos que brillan como si fueran de estaño. Un vuelo corto, en diagonal,  rompe el silencio de los campos agotados con  un breve chasquido de maleza seca.
 Es “Día y noche”,la urraca, que desde la sombra lanza al aire su voz de carraca. La llaman así, porque en su plumaje blanco y negro están los dos colores:  el de la luz y el de la oscuridad, el de la vida y el de la muerte.

       Día y Noche es el único ser vivo que puede ser visto en estas campiñas ,pero no vive sola. Detrás de cada cárcava, bajo cada piedra, hay una respiración ,unos minúsculos ojos que observan el mundo.
       Día y Noche no teme a ningún enemigo. Su vuelo fugaz pero rápido y su graznido hiriente mantiene lejos de ella  cualquier peligro.
La urraca no tiene amigos. La odian todos o cuando menos la desprecian. Quizá su canto molesto, su fama de ladrona o cierto asco que provoca su forma de alimentarse.
Pero nada de eso le preocupa. La soledad no es mala compañera cuando se tiene el buche lleno. Por eso no cesa de pregonar desde lo alto de una rama, o desde un risco, sus viejas patrañas, sus cuentos pasados de moda que los demás animales oyen sin prestar atención. Pero hoy anuncia un nuevo  reclamo, una historia distinta. Seguramente otra mentira .Pero,  ¿Quién puede rechazar una mentira si está bien contada y la noche es larga y aburrida?
-¡Venid y escuchad! No os costará un céntimo.¡ Conoced la maravilla que deslumbrará vuestros ojos y fascinará vuestros sentidos!.
Lo que hasta el momento parece  una rama de un arbusto se trasforma en una culebra que se desliza con sigilo hacia Día y Noche
-Siempre estás gritando. ¿ Te propones impedir que  la  gente duerma su siesta?¿ Qué chisme  traes hoy, vieja ccharlatana?
-¿Eres tú, Sombra entre las  Piedras? ¡Ven, acércate! Tengo algo muy interesante para ti, sabia serpiente.
-Antes me arrimaría yo a un árbol ardiendo, pájara mentirosa. Habla. Desde aquí te oigo perfectamente.
-         Ayer volé más allá de la barranca hacia  aquellos árboles altos.
-         ¿Y cruzaste la valla de piedras?
-         Sí, había oído contar a las viejas urracas que más allá de la valla de piedras había muchas cosas interesantes.
-         Más allá de la valla de piedras está el peligro.
-         ¡Más allá de la valla están las cosas del mundo!
-         ¿Y para qué ir tan lejos? Aquí tengo mi casa y mi alimento. Estoy segura  y no me falta nada.
-         -¿Has oído hablar del Río largo y negro?
-         No. ¿Qué es?
-         El río más largo que jamás has podido ver.
-         Yo tengo bastante con el arroyo de los juncos. Ahí calmo mi sed y cazo  sabrosas ranas y gusarapos.
-         Pero este río no es como los demás.
-         ¿No? ¿Y qué tiene de particular?
-         Es cálido y agradable.

La serpiente  queda en silencio. Ella siempre tiene frío. Por eso le gusta tanto este tiempo. El tiempo de los grillos y de las noches estrelladas. Cuando el calor arranca el aroma dulce de los pinos, se está tan a gusto sobre una piedra, al sol...

-         De todas formas, en este tiempo,  los ríos traen el agua más templada, cuando la traen, claro...
-         Sí, ¿pero tú has visto alguno que esté también caliente durante la noche?
-         ¿Caliente durante la noche?
Las noches, aquí en los páramos son agradables; pero no las madrugadas. Para los animales de sangre fría como ella, las madrugadas siempre son un suplicio. Esa luz heladora de los amaneceres le hace tiritar,cuando, enroscada, está a merced del rocío.
-¿Y como es posible que haya un río que no se enfríe durante la noche y la mañana?
-Porque este no es un río como los demás.  Su lecho es de color oscuro y suave. No tiene piedras, ni arena. Todo él  es  liso y silencioso. Cuando llega la noche se nota su aroma cálido y acogedor desde la orilla. Podrás deslizarte sobre su superficie sin ningún esfuerzo, tu piel se calentará y tu corazón se alegrará al sentir la sangre correr por tus venas.
Sombra entre las piedras, la culebra cobarde se hace una rosca y cierra sus ojos de placer. 
-¡Quiero conocer ese sitio!
-¡Sígueme...!
-         Pero no ahora. Debo volver antes a mi casa.
-         No. Eso no es posible. Nadie más debe conocer el secreto. Si quieres conocerlo, ven ahora, si no….
Sombra entre las piedras siguió los vuelos cortos de Día y Noche hacia la valla de piedra. El silencio era absoluto. Desde lo alto del pedregal la culebra pudo ver una fila larga de árboles que parecían seguir el curso de un río.
-¡El río largo y negro!
-¡Silencio, pueden oírte!
Y la culebra continuó hacia allí, zigzagueando entre los tomillos. Nadie la volvería a ver jamás.

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