Jaime es el encargado del supermercado de mi barrio, aquí en
Rivas.
Cada día después de trastear con los botes de Coca-Cola,
reponer espárragos, poner carteles con ofertas saca un pincel con pintura
blanca y escribe en la puerta del
comercio un poema de Juan Ramón, de Ángel González o de cualquier otro gran
poeta.
Éste, es el único comercio que he visto que hace convivir
dos poesías: la de los libros de poemas y la que está encerrada entre el olor a
mar de mejillones y sardinas y el aroma de cebollas y melocotones.
Jaime también escribe poemas para sus amigos, para alguna
boda o celebración. Cuando entro a comprar en lugar de preguntarle por las
ofertas hablamos de Joan Margarit, de García Montero.
Él es autodidacta, el modo más meritorio de acceder al
conocimiento: buscándolo por tu cuenta, sacándole horas al sueño, enamorándose
de las palabras sin necesidad de intermediarios ni de críticos.
Aquí la poesía se muestra como el producto más barato del
supermercado. Sólo hace falta detenerse un instante y leer en el muro la
caligrafía cuidadosa de Jaime regalándonos versos, imágenes, adjetivos, con
gran generosidad.
En este país, en esta ciudad, donde se dan premios a tanta
gente que apenas lo merece alguien
debería acordarse de Jaime que cada día nos mete unos versos entre la
pescadilla, el pan y las acelgas.
Nota: los nombres de los personajes de mi barrio han sido cambiados.Los personajes reales se encontraron conmigo y yo los imaginé así.
Nota: los nombres de los personajes de mi barrio han sido cambiados.Los personajes reales se encontraron conmigo y yo los imaginé así.
2 comentarios:
Seguro que Jaime se pondrá muy contento cuando lea las palabras que tan generosamente le has dedicado.Seguro que le darán estimulo para seguir con esta pequeña afición que ha recuperado después de un tiempo de vorágine laboral que le impedia ver la belleza de lo pequeño y de las precisas y certeras palabras que en los poemas encuentra para seguir aceptando los dias que nos toca vivir, laboral, politica y emocionalmente. Gracias te doy por toda la gente del barrio que reflejas en tus palabras tan afectuosamente.
Gracias a ti, Jacinto-Jaime, por alegrarnos las mañanas con tu muro poético. No te canses..
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