La larga noite de pedra aquí levantó una plaza con su catedral, su esquina con soportales y la escalinata que preside don Álvaro Cunqueiro. Allí, el inefable padre de las letras galegas,está sentado con la placidez que da el bronce, mirando condescendiente a los niños que chupan helados y a los peregrinos que llegan derrengados de tanto andar.
Esta ciudad de la Galicia profunda, de la Galicia genuina tiene rúas en cuña, portalones nobles con blasón, y es patria chica de grandes escritores, orondos obispos y buenos pasteleros que hacen maravillas con yema y almendra.
Saliendo de la plaza de la catedral, te encuentras una fuente de gran mérito y sigues caminando hacia el barrio de los Muiños, donde de un humilde regato sacaron sus gentes canales para hacer lavaderos.
En la puerta de cada casa se conserva la lancha de piedra inclinada sobre la que frotar la ropa, ahorrando a aquellas mujeres el bajar hasta el río.¡Ya era algo!
Afortunadamente se conserva esta intrincada red de canalillos porque a ningún ayuntamiento se le ha ocurrido taparlos para hacer aparcamientos o cualquier otra mamarrachada.
El agua corre por el barrio de piedra entre callejas y debajo de un puente también de piedra que posee una triste historia. La de una esposa que llegó a todo correr desde la Corte para traer el indulto de su marido, don Pero Pardo de Cela, señor de estas tierras, que iba a ser ejecutado.
Gente de mala entraña la entretuvo en este lugar y el pobre don Pero fue decapitado.
Con cierta retranca gallega se conoce a este puente como O Ponte do Pasatempo.
Suenan gaitas y tamboriles pues es hoy 25 de Julio, día del Patrón Santiago.
Allí entre las callejas se cuece pulpo y se asan churrascos.
En algunas placas de estas calles figuran los nombres de ilustres escritores de esta villa: Álvaro Cunqueiro, José días Jácome,M. Leiras Poulpeiro...Habrá quien piense que lloviendo como llueve aquí es lógico que a la gente le dé por escribir. Leiras Poulpeiro, en concreto, fue autor teatral y contaba que el argumento de sus obras lo sacaba de los que veía y escuchaba en la peluquería. Buen escenario para escribir comedias. Allí la gente ,con el paño bajo la barbilla y la navaja deslizándose por el gaznate ,habla con sinceridad y desparpajo.
"¡ Mi casa, mi huerto, mi quejigo, mis laureles,Párteme el alma dejaros pero no tengo más remedio!" La saudade gallega en cuatro versos.
Cuando uno sale de Mondoñedo, lo hace con la misma niebla que entró, diciendo adiós a los tejados y chimeneas de Galicia, al olor de las berzas cociéndose a fuego lento.
Allí quedan las piedras grises y el verde intenso de los montes. Lejano, el ladrido de algún perro resentido.
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